Los estudiantes del cuarto año de la carrera de Ingeniero Agrónomo Zootecnista vivieron hoy una enriquecedora jornada fuera del aula, al participar en una clase práctica dedicada a la producción equina, donde el protagonista fue Star Calzan, un ejemplar de 12 años perteneciente a la Facultad de Ciencias Agropecuarias (FCA). Bajo la guía del profesor Alex Samudio, docente del curso de Producción Equina, los futuros zootecnistas tuvieron la oportunidad de observar, manipular y evaluar directamente a un caballo, aprendiendo a identificar las cualidades más importantes de su estructura corporal, así como aspectos fundamentales sobre el manejo, la comunicación y el respeto hacia el animal.

 

“El lenguaje corporal y la conexión entre el manejador y el caballo es crucial. Es relevante que el estudiante no solo reconozca las partes del animal, sino también que entienda cómo su comportamiento, estado físico y emocional pueden afectar su desempeño”, explicó el profesor Samudio. Durante la actividad, se hizo especial énfasis en el conocimiento anatómico del equino, señalando cuáles regiones del cuerpo deben presentar las mejores características para asegurar un buen rendimiento físico y una presentación adecuada en diferentes actividades productivas o deportivas.

 

Además del análisis estructural y funcional, los estudiantes profundizaron en la importancia de reconocer las manifestaciones que indican un estado de relajación en el equino, como la postura corporal suelta, el parpadeo lento, la respiración acompasada y la disposición tranquila a ser tocado. Estas señales son claves para saber que el animal no percibe amenazas en su entorno ni en las prácticas a las que está siendo sometido. Asimismo, aprendieron a identificar signos de estrés o incomodidad, como movimientos nerviosos, tensión muscular, mirada, alerta o resistencia al contacto físico. Reconocer estos comportamientos permite actuar a tiempo, ajustando el manejo de forma cuidadosa para no inducir miedo o inseguridad, y garantizando así un ambiente de respeto y confianza mutua.

 

Parte de la clase se centró en cómo desarrollar empatía entre el ser humano y el animal, entendiendo que una relación basada en respeto y sensibilidad facilita el aprendizaje de ambas partes. Esta empatía permite al manejador ser más receptivo a las respuestas del caballo y, en consecuencia, aplicar técnicas más efectivas y menos invasivas.

 

También se abordó cómo emitir órdenes claras y coherentes, de manera que el equino pueda interpretarlas correctamente, evitando la confusión y reforzando la comunicación. La claridad en la intención del mensaje corporal y verbal del manejador es clave para lograr una interacción armoniosa. Durante el taller también se discutieron prácticas comunes que pueden causar traumas, vacíos emocionales o temores en los equinos, como el uso excesivo de la fuerza, el maltrato verbal o el sometimiento en situaciones para las que no están preparados. Estas experiencias negativas suelen ser expresadas por los animales mediante comportamientos defensivos o retraídos. Por ello, parte del aprendizaje consistió en conocer cómo corregir estos patrones de manera progresiva, con paciencia, consistencia y técnicas de refuerzo positivo.

 

Este tipo de experiencias prácticas resulta clave en la formación de los estudiantes, ya que no solo complementa los conocimientos teóricos, sino que les permite interactuar con los animales en condiciones reales, desarrollar habilidades de manejo y observación, y prepararse para ofrecer recomendaciones técnicas a cuidadores, criadores o propietarios de caballos en el futuro.

 

“Salir del aula nos permite aplicar lo aprendido y entender mejor al animal. Es una experiencia que nos motiva y nos forma como profesionales con criterio y sensibilidad hacia los seres vivos”, comentó Emily Camarena, una de las estudiantes participantes.

 

La actividad forma parte de una estrategia pedagógica de la FCA para promover un aprendizaje integral, donde el respeto, la observación y el contacto directo con los animales son pilares en la formación de los futuros ingenieros agrónomos zootecnistas.