Historias detrás del dinero
Un ruido muy fuerte lo despierta cada mañana, las intenciones de crear puentes de oportunidades no desisten de sus pensamientos. Un colonense, de 1.75 metros se levantaba una vez más, pero ese dÃa su rutina tomarÃa un giro inesperado.
Luego de peinarse los duros y secos rulos, Said, iba decidido en hacer la diferencia entre el resto de su sociedad, ideas iban e ideas venÃan, pero lo importante para él era encontrar la forma en poder dar ese primer paso que lo llevarÃa a lo que tanto deseaba.
 Posteriormente de tomar referencias de Cuba, se pone en marcha Panalandia de la mano de Said. Como todo proyecto con buenas intenciones, surgen grandes obstáculos que le tocarÃa afrontar en primera instancia.
Un Festival que les abre las puertas a todas las personas que sientan ese deseo de expresar ideas, sentimientos, iras y otras cosas más, poco a poco Said con intensa dedicación perfeccionaba los detalles al momento de realizar el denominado Cine Pobre.
Con las intenciones de inspirar y darles voz a las personas que de alguna manera u otra cuentan con un talento, Said fue ampliando sus fronteras para que no sólo en las áreas urbanas historias quedaran plasmadas, sino todo aquel que tuviera el interés de crear, contar lo hiciera a través de Panalandia.
FrÃa pero estrellada, asà estaba la noche en que se realizarÃa la segunda edición de este Festival, uno a uno llegaban los protagonistas que Said habÃa logrado reclutar. Marcando las 8:00 pm, el Cine Pobre se ponÃa en marcha y jóvenes muy entusiastas se preparaban para la presentación de sus historias.
Aunque a veces angustiado, pero siempre con el apoyo de algunos de sus familiares, Said, encontraba la solución a los problemas inesperados en un Festival, un proyecto que tiene la intención de contar historias que contribuyan a transformar vidas, no sólo de un individuo en particular, sino en toda una ciudadanÃa.
Said, mientras permanecÃa sentado en una de las bancas de la Universidad, y con una mirada fijada en el horizonte, sólo fue claro en decir que, le costaba creer cómo se pueden estar perdiendo historias maravillosas ante la falta de respaldo de dinero, ya que es lo que realmente domina el mercado cultural.
Entre risas, no dejaba de mostrar la satisfacción de saber y ver, cómo ya se preparan para la sexta edición de sus sueños. Un sueño que dejó de ser privado y pasó a ser pare de la vida de grandes personas que sà valoran el mÃnimo detalle.
Reconociendo situaciones que están ocultas y que requieren ser mostradas ante un público que está ausente, ante este tipo de actividades que de alguna manera u otra ayudan a Said a registrar los trabajos de lo que son parte del silencio de un barrio.
Sin sillas, sin grandes pantallas, ni bolsos y poco material que ofrecer, Panalandia terminó entre los más gustados de los Festivales, afirmó Said.
El autor es estudiante de periodismoÂ
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