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Implementación de los Tratados Torrijos–Carter: de la Transición a la Soberanía Plena (1990–1999)”

Por: Oliver A. Gallardo O. | Publicado el: 12 December 2025



Inicialmente se puede señalar que a década de 1990 marcó la última etapa de una travesía nacional que comenzó con la firma de los Tratados Torrijos–Carter en 1977. Mientras que los años ochenta se dedicaron a la preparación técnica e institucional, los noventa simbolizaron la madurez y la prueba definitiva de que Panamá podía gestionar con éxito lo que durante casi un siglo estuvo bajo control extranjero. Fue la década de la afirmación soberana, la antesala de un nuevo siglo con el Canal en manos panameñas.

Es importante destacar que, a partir del 1 de enero de 1990, conforme al cronograma del Tratado, el administrador del Canal debía ser panameño. El ingeniero Gilberto Guardia Fábrega asumió esa responsabilidad, convirtiéndose en el primer panameño en ocupar el cargo que simbolizaba la transición del poder operativo y técnico hacia manos nacionales (Ritter, 2024, p. 41). Con su designación se consolidaba una nueva etapa institucional: el liderazgo canalero ya no sería compartido, sino guiado por la visión de Panamá hacia el siglo XXI.

Así mismo en la década se consolidaron importantes avances entre ellos se perfeccionaron los programas de capacitación técnica del personal panameño, se modernizó la infraestructura de esclusas y terminales, y se fortaleció la autonomía administrativa de la Comisión del Canal de Panamá, que seguía siendo el eje operativo hasta la creación de la Autoridad del Canal de Panamá (ACP) en 1997 mediante la Ley 19. Esta nueva institución marcó el punto de inflexión entre la administración conjunta y el pleno control panameño, asegurando la continuidad, eficiencia y neutralidad de la vía interoceánica bajo un modelo empresarial de Estado.

Asimismo, la segunda mitad de la década también fue decisiva, los directores norteamericanos, entre ellos Reeder y Nahmad, respaldaron una decisión crucial: el aumento de peajes más significativo de los veinte años de transición, siendo esta medida de gran importancia ya que permitió financiar obras prioritarias antes del traspaso, evitando que Panamá tuviera que enfrentar una subida inmediata en su primer año de gestión. Fue, como señala (Ritter, 2024, p. 54) un gesto de cooperación que evidenció la voluntad de ambas partes por cerrar el ciclo con equilibrio y respeto.

El proceso de reversión territorial avanzó con notable rapidez , además se puede mencionar también  que cada base militar cerrada representaba un paso más hacia la soberanía plena, sin dejar de mencionar uno de los hitos más recordados: el cierre de la base de Clayton, el 30 de noviembre de 1999, considerado el último bastión de la presencia militar estadounidense, cuando la bandera de las barras y estrellas fue arriada con solemnidad, marcando simbólicamente el fin de una era. Un mes después, en el edificio de la Administración del Canal, a las 5:00 p.m. del 30 de diciembre, volvió a repetirse la escena: por última vez flameó la bandera estadounidense, que fue descendida discretamente, sin discursos ni cobertura mediática. Desde ese momento, solo ondearían banderas panameñas sobre los mástiles del istmo (Ritter, 2024 p. 57).

La culminación del proceso se preparó cuidadosamente. El 14 de diciembre de 1999, en las esclusas de Miraflores, se realizó la ceremonia simbólica encabezada por la presidenta Mireya Moscoso y el expresidente Jimmy Carter, quien había firmado los tratados junto a Omar Torrijos. Ambos intercambiaron notas diplomáticas que confirmaban la fecha definitiva del traspaso: el mediodía del 31 de diciembre de 1999. En el acto, Carter reafirmó la soberanía panameña y declaró: “El Canal es de ustedes” (Ritter, 2024, p. 57), frase que quedó grabada en la memoria colectiva.

Finalmente, el último día de 1999 amaneció bajo una lluvia ligera y un sentimiento de orgullo compartido, miles de panameños se congregaron en la Plaza 5 de mayo y frente al edificio de la Administración para presenciar el acto final. La presidenta Moscoso sintetizó el espíritu de toda una nación al proclamar que no habría más cercas ni letreros que impidieran la entrada: el territorio había vuelto a ser nuestro. A las 12:00 m. del 31 de diciembre de 1999, el Canal de Panamá pasó oficialmente a manos panameñas. Con ello, se cerró un siglo de luchas, negociaciones y esperanzas. La década de 1990 no solo culminó un proceso, sino que redefinió la identidad nacional: Panamá demostró que la soberanía no se reclama con discursos, sino que se ejerce con responsabilidad, eficiencia y dignidad.

El autor es estudiante de Maestría en Historia de las Relaciones entre Panamá y Estados Unidos, (CRUPO) Universidad de Panamá

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