Desde la firma de tratado Hay- Bunau- Varilla en 1903, Panamá experimentó una presencia estadounidense en la Zona del Canal, lo que supuso el control administrativo, militar y jurisdiccional de esta franja de territorio “enclave colonial”. Esto generó tensiones políticas y sociales, impulsadas por persistentes demandas de mayor equidad y soberanía. Durante la presidencia de José Antonio Remón Cantera (1952-1955), se inició un proceso de negociación con Estados Unidos que culminó con la firma del Tratado Remón – Eisenhower 1955. Este acuerdo buscaba corregir desigualdades históricas, mejorar los ingresos fiscales de Panamá, garantizar equidad laboral, así como recuperar ciertos territorios estratégicos.

Este tratado modificó las relaciones entre Panamá y Estados Unidos, particularmente en términos de anualidad, derecho fiscal, condiciones laborales y restitución territorial. Mediante un enfoque histórico y analítico, se destacan los principales beneficios económicos para Panamá y se idéntica las limitaciones que persistieron en materias de soberanía. “Ni millones ni limosna, queremos justicia “.  Con esta histórica frase el presidente Remón Cantera rechazaba la idea de depender de dádivas o ayuda caritativas, especialmente de potencias extranjeras o de las élites nacionales, afirmando que Panamá merecía un trato justo y una real soberanía.

La famosa frase: "Queremos justicia, exigimos equidad, respeto y derechos tanto dentro del país como en su relación con Estados Unidos". (aunque resonaba con el espíritu de Remón, es más comúnmente asociada a las negociaciones que condujeron a los Tratados Torrijos-Carter de 1977), esta declaración fue un manifiesto de soberanía, orgullo y justicia social, dirigido tanto a nivel nacional como internacional. Este proceso fue un preludio a las futuras renegociaciones de Panamá con Estados Unidos sobre la Zona del Canal.

¿Qué buscaba el tratado Remón –Eisenhower?, mejorar los salarios y condiciones laborales de los panameños que trabajan en la Zona del Canal, conseguir un aumento en el pago anual que Estados Unidos daba a Panamá por el uso del canal, permitir mayor participación de los panameños en su propio territorio.

Entre los principales resultados de este tratado se incluye un incremento significativo en la anualidad del Canal que pasó de 430,000 a 1,930,000, balboas contribuyendo directamente a los ingresos del Estado panameño. Otro fue la eliminación del sistema del salario gold roll/ silver roll que permitió mayor equidad entre trabajadores estadounidenses y panameños dentro de la Zona del Canal. Además, se recuperaron territorios estratégicos como Punta Paitilla y se restituyeron competencias fiscales y sanitarias al gobierno panameño.

El tratado Remón – Eisenhower representó un avance significativo hacia la equidad y la recuperación de la soberanía parcial de Panamá. Si bien se logró aumentar los ingresos estatales y mejorar las condiciones laborales, persistieron limitaciones respecto al control total de la Zona del Canal. El tratado mantuvo ciertas limitaciones en la soberanía plena de Panamá, evidenciado la necesidad de futuros acuerdos; marcó un punto de inflexión en las relaciones económicas entre Panamá y Estados Unidos y, aunque no eliminó del todo las desigualdades derivadas del control estadounidense sobre la Zona del Canal de Panamá, sí representó un avance hacia una mayor participación panameña en los beneficios del tránsito interoceánico. Sin embargo, pese a sus logros, el tratado mantuvo limitaciones en materia de soberanía, dejando claro que la lucha por el control pleno del Canal continuaría como una prioridad económica más adelante.

La autora es estudiante de la Maestría de Relaciones de Panamá con Estados Unidos en el Centro Regional Universitario de Panamá Oeste (CRUPO).