Tiempo de cerrar ciclos y despertar un nuevo viaje espiritual hacia el 2026
Diciembre siempre llega con ese sabor a despedida y bienvenida a la vez. Es un mes en el que el panameño, entre el correcorre de las compras, las fiestas y los antojitos navideños, también se detiene un momento a pensar en lo que ha sido el año. Porque sÃ, aunque a veces nos cueste aceptarlo, todos necesitamos una pausa para mirar atrás y sacar cuentas: lo bueno, lo malo y lo que quedó pendiente.
Este cierre de año no es solo un cambio de calendario; es una oportunidad para hacer una retrospectiva sincera. Ver en qué avanzamos, qué nos frenó, qué decisiones nos hicieron crecer y cuáles nos dejaron una enseñanza que dolió, pero enseñó. Diciembre nos invita a ese ejercicio de honestidad con uno mismo, que tanto necesitamos, pero que a veces dejamos para después.
Y es que cada año trae su propia turbulencia, sus sorpresas, sus bendiciones y sus golpes. Pero también trae crecimiento, madurez y la oportunidad de reinventarnos. Por eso, más que un cierre, diciembre deberÃa entenderse como un inicio espiritual: un momento para reconectar con nosotros mismos, para escuchar esa voz interior que tantas veces ignoramos por el ruido del dÃa a dÃa.
Mirando hacia el 2026, la invitación es clara, de poner metas y propósitos con intención, no por moda ni por presión social. Metas que salgan del alma, que respondan a lo que realmente queremos ser. Propósitos que tengan que ver con sanar, avanzar, mejorar relaciones, buscar estabilidad, cuidarnos más y, sobre todo, crecer como personas.
El próximo año está a la vuelta de la esquina, pero el verdadero cambio empieza desde adentro. Si entramos al 2026 con una mente despejada, el corazón alineado y una visión clara, tendremos un mejor camino para lo que venga. No se trata de prometer lo imposible, sino de comprometernos con lo que sà podemos transformar.
Diciembre es, al final, un recordatorio de que cerrar ciclos también es un acto de amor propio. Que dejar atrás lo que ya cumplió su función es parte del proceso. Que mirar al futuro con esperanza no es ingenuidad, sino valentÃa.
Asà que este mes, entre luces, villancicos y abrazos, regalémonos un momento para reflexionar, agradecer y proyectarnos. Porque el 2026 merece que lleguemos a él renovados, centrados y listos para vivir un nuevo capÃtulo de nuestras vidas con propósito.
El autor es Periodista
Â


