El desarrollo, el crecimiento económico y los impactos financieros en   Panamá, se recluye en una contradicción constante de críticas: a mayor riqueza nacional, mayor se hace la grieta de la desigualdad. Este desacople, entre el Producto interno bruto (PIB) y el verdadero bienestar social, no solo representa una falla moral y ética, sino una ineficiencia financiera y política en la inversión del capital nacional. Esta paradoja fue señalada con precisión, durante la XIII Jornada Nacional de Extensión Universitaria, por el Doctor Carlos Sarmiento, quien plantea un desafío estructural, donde la universidad está llamada a enfrentarlo. Cabe señalar que, frente a un crecimiento económico que no es inclusivo, por defecto, la extensión universitaria, no es una actividad marginal, sino una de las estrategias fundamentales para reorientar el desarrollo nacional hacia la equidad del país.

Con lo ya planteado, el “Diálogo de Saberes” que se unifica entre la universidad, la sociedad y los distintos proyectos presentados en este evento, hace que el debate, deje de ser un lema para convertirse en una herramienta de justicia social y de igualdad de oportunidades. Se evidencia, además, cómo el modelo económico acentúa las disparidades entre clases sociales, la extensión actúa como un mecanismo corrector, llevando conocimiento, innovación y capacidades a los territorios, a los sectores donde los avances en todos los quehaceres y vivencias aún no se ha permeado.

Como se destacó en la conferencia a cargo del Dr. Carlos Sarmientos, esta función permite intervenir directamente en el capital social, tejido comunitario y en la vida particular de cada ser humano, que es donde se gestan las grandes transformaciones, y sobre todo, en donde la extensión se transforma en un producto verdadero y radical, cuyo impulso debe alterar de manera superlativa, la calidad de vida de los ciudadanos más vulnerable del país.

Cabe resaltar que, desde una perspectiva financiera, la extensión es la inversión social más estratégica que coadyuva a romper el ciclo de la desigualdad. Los proyectos de extensión, cuando se diseñan con un diagnóstico comunitario riguroso y una lógica de sostenibilidad, funcionan como catalizadores que potencian sinergias entre el capital social, financiero y humano. De esta manera, se logra que el conocimiento académico, se traduzca en herramientas prácticas tales como mejora en la productividad local, acceso a mercados o gestión financiera básica que incrementan los activos de las comunidades y los catapulta a escenarios de generación de rendimientos sociales y económicos a lo largo de toda la estructura social.

En consecuencia, el modelo de intervención territorial de la Universidad de Panamá se revela como la estrategia más eficaz para maximizar el rendimiento de esta inversión. Al diagnosticar y actuar por capas, tales como salud, educación, medios de vida, se propicia la libertad y estabilidad financiera, con efectos sinérgicos, motivando avances en áreas y concatenando las potencialidades en otras áreas. La visión y planificación, evita la duplicación de esfuerzos y asignar los siempre escasos recursos humanos y financieros, hacia los eslabones que no lo requieren, por lo que permite redireccionarlos, hacia territorios más débiles en desarrollo o sea aquellos donde el retorno marginal en bienestar y productividad puede optimizarse.

Colegimos entonces que, la extensión universitaria supera su función asistencial y se transforma en el vehículo que une el saber especializado con la creación de valor económico y financiero inclusivo. Al inyectar a las comunidades recursos financieros, acceso a mercados y capacidades productivas, no se alivia la pobreza de forma temporal; se desarrollan rentabilidad comunitarios y se establecen las bases para el desarrollo y la libertad financiera autosostenida, favoreciendo a los involucrados de manera directa y de forma general a toda la nación panameña.

Sin duda, la determinación es inevitable: combatir la desigualdad es la inversión más sabía que Panamá puede realizar para garantizar su futuro. La extensión universitaria actúa como el medio idóneo para llevar a cabo esta inversión, evidenciando que la equidad y la eficiencia económica no son objetivos contrapuestos, sino las dos caras hegemónicas de una misma alternativa y que utilizada de manera racional, apoya la construcción de realidades, verdaderas de prosperidad, erradicando la desigualdad y llevando al país hacia el desarrollo sostenible.

Autores: Profesora Guimara Alicia Guerra de Tuñón Universidad de Panamá y el estudiante Ernesto Bernal Velázquez Licenciatura en Finanzas y Banca