Más de 700.000 personas mueren por suicidio cada año, según informes que se desprenden de la Organización Mundial de la Salud.

Así vemos, que cada 40 segundos, alguien en el mundo se quita la vida. Esa es una estadística aleccionadora para reflexionar no solo en el Día Mundial de Prevención del Suicidio de 2021, sino para dar una ayuda más allá de la que estamos acostumbrados a dar.

Las tasas de suicidio fueron incrementando a lo largo de años en algunas porciones de todo el mundo. Solo en USA, las tasas de suicidio incrementaron en un 35% entre 1999 y 2018. Los Centros para el Control y la Prevención de Patologías de EE.UU. (CDC) llaman al suicidio un "problema de salud pública creciente".

 Los profesionales temen que los pensamientos suicidas logren incrementar gracias a los esfuerzos económicos y el estrés de la mente provocado por otra crisis letal que confronta el planeta: el coronavirus, la patología causada por el nuevo covid-19.

Un importante grupo de salud pública estimó el año pasado que hasta 75.000 estadounidenses podrían morir debido al uso indebido de drogas o alcohol y al suicidio relacionado con la pandemia. El presidente Joe Biden expresó su preocupación en una proclamación publicada el jueves anunciando que el 10 de septiembre es el Día Mundial para la Prevención del Suicidio en Estados Unidos.

"En 2019, el suicidio fue la décima causa principal de muerte en Estados Unidos y la segunda causa principal de muerte entre los jóvenes de entre 10 y 34 años", escribió Biden.

"Y eso fue antes de que la pandemia de covid-19 agravara, para muchos, sentimientos de aislamiento, agotamiento y ansiedad económica y relacionada con la salud pública. El aumento de las tasas de depresión ha provocado la preocupación de que veremos un aumento adicional en las tasas de suicidio”.

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